La Flecha de Oro y Sor María de San Pedro
En 1843 Jesús le dijo a la Carmelita Descalza, venerable Sor María de San Pedro: “Quien mira mi Rostro ya me está consolando”. Las promesas que hace Jesús a los que tengan esta devoción son extraordinarias. Asegura que nunca serán separadas de Él, que por su Santo Rostro harán prodigios, que imprimirá sus divinas facciones en sus almas y que Él mismo enjugará la faz de sus almas, limpiando las manchas del pecado y devolviéndoles su primitiva hermosura.
Le enseña un acto de alabanza y reparación que es conocido como la flecha de oro y que Él dice que esta oración punzará su Corazón deleitosamente, y sanarán las heridas causadas en él por las blasfemias. La oración es ésta:

Que el más santo, más sagrado, más adorable, más incomprensible e inefable Nombre de Dios sea por siempre alabado, bendecido, amado, adorado y glorificado, en el Cielo, en la tierra y bajo la tierra, por todas las criaturas de Dios y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén.

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